Los lubricantes, el origen de la marca Repsol
Repsol, con el paso del tiempo, ha ido evolucionando hasta llegar a ser lo que es hoy en día, una compañía energética presente en todo el mundo y líder en el sector. Al igual que el negocio, su identidad se ha ido reforzando y adaptando a cada etapa vital desde 1951. Pero lo curioso es cómo los lubricantes fueron el origen de todo.
La historia se remonta en la década de los 50, cuando la empresa, llamada entonces REPESA, decidió lanzar una nueva gama de lubricantes llamada Repsol, con un logotipo muy representativo de la inicial “R”, tan fácilmente reconocible que rápidamente fue adoptada por todos los consumidores del momento, convirtiéndose en un logotipo muy popular.
Dominando el mundo de las competiciones de moto con pilotos como Ángel Nieto, Repsol logró su consolidación como principal marca en España, gracias a su innovación y desarrollo de productos especiales en este sector.
Posteriormente, en 1987, Repsol se convirtió en una compañía afianzada del sector de la producción, transporte y refino de gas y petróleo, y con ello llegó otro cambio de imagen llevado a cabo por Wolf Olins, con el fin de que agrupara las distintas actividades que desarrollaba la compañía.
El nuevo logo de Repsol, desde aquel entonces hasta la actualidad, tiene un significado: se trata de una composición basada en un sol poniente, una franja plateada que representa el horizonte separando el mar y el cielo, y en la parte inferior, el reflejo del sol en el mar.
Diez años después, debido a los avances de la compañía, su compromiso con la evolución tecnológica y energética, Repsol decidió trasladar a su logo todos los valores y objetivos sobre los que se sustenta la compañía: innovación constante, calidad y oferta especializada. Todo ello se plasmó en una actualización del logo, acortando la línea del horizonte y aplicando rasgos mas limpios y geométricos.
La compañía seguía creciendo y en 1999 adquiere la petrolera argentina YPF, consiguiendo un mejor posicionamiento a escala mundial, lo que se vio reflejado con la fusión de ambos logotipos en uno, de manera tal que un solo símbolo común mantuviera a la vez los atributos gráficos de ambos.
Cumpliendo paso a paso con sus objetivos, en 2002 inauguró su centro de investigación y desarrollo, posicionándolo a la cabeza de la vanguardia en Europa y logrando una evolución constante en cada uno de sus productos y lubricantes.
Hasta llegar al año 2012, donde se reforzó por última vez su imagen de marca para plasmar más fielmente todos los valores de Repsol y toda su historia con su visión de futuro y compromiso: un horizonte limpio y claro; unos colores más nítidos y suaves; un dibujo compuesto de tal forma que da una impresión 3D; y por último, la inclinación del mismo logo hacia la derecha, para dotarlo de movimiento y plasmar el compromiso de Repsol con el desarrollo continuo y el avance.